VIAJE A ECUADOR PARTE 2



ACLIMATÁNDOME

Salgo del aeropuerto con la Chompita rumbo a casa, donde instalare el cuartel general, el campo base, el punto de partida para todas las aventuras que están por venir. Este pequeño trayecto de 30 minutos es un continuo asombro, todo me parece nuevo, un paisaje extremadamente abrupto con continuos y fuertes ascensos y descensos, un tráfico, un tanto, digamos que alocado. Mientras tanto la Chompi y yo nos ponemos al día de nuestras vidas.

     Una vez instalado nos fuimos a hacer unas pequeñas compras a un centro comercial, donde vi, como en todo centro comercial, un zara, un pull&bear, y toda la recua de tiendas de inditex, no me sorprendió, era obvio que el más rico de España llegará antes que yo a Ecuador. Finalmente acabe en una tienda de Movistar para comprar una tarjeta de móvil, con tanta empresa española llegue a pensar que estaba aún en Madrid, pero no, era Quito y era verdad, aquí to y yo. Que malo el juego de palabras pero no me lo aguantaba.
Después de las compras una visita fugaz a la zona del centro del mundo y a la entrada al volcán de Pululagua, para ir organizando las jornadas venideras.
Ya en casa y tras cenar, empiezo a organizar y plasmar sobre el papel aquello a visitar y  los planes que quiero hacer. Preso del cansancio a las 10 de la noche de Ecuador estaba ya mirando para adentro.
Jorge Sabugo


     Mi primer amanecer en Ecuador, a las 5:30 en pie y pronto aparecen los primeros rayos. Un buen desayuno y antes de las 7 estaba saliendo a entrenar. Ya con las ideas claras de dónde ir, ya planeado con anterioridad, cojo carretera abajo durante 4 km, la mayoría de personas con las que me cruzo giran la cabeza, supongo que pensaran, este muy perdido esta, pero yo sigo a lo mío. Llego a la pasarela metálica q me servía de referencia para girar a la izquierda y meterme en el monte, para comenzar a subir, y vamos q si subí, 800m de desnivel positivo en apenas 4 km, conseguía ponerme por primera vez en mi vida por encima de los 3000 m sobre el nivel del mar, y manteniendo los pies en el suelo. Para bajar tomaría una pista un poco más tendía pero con un empedrado que me trituraba los tobillos, rápido salí otra vez a la carretera general que me llevaría de vuelta. Primer día en Quito a las 9 de la mañana con un calor infernal y yo ya había cumplido. 2 horas de carrera, 17 km, y 900 m de desnivel positivo.
Tenía idea de ir a Otavalo a conocer la localidad  y cultura dado que es la zona del país donde mejor conservan las tradiciones, pero finalmente un cambio de planes me lleva a visitar el lago  Quilotoa, que era una de mis preferencias de este viaje. 
Lago Quilotoa

     El trayecto no sería corto, unas 3 horas de carretera, por las que fui empapándome de la cultura ecuatoriana. Me sorprende que en cualquier semáforo o peaje multitud de gente te ofrece fruta, zumos y variedad de productos caseros, también me sorprende que en cualquier rincón hay alguien cocinando en medio de la calle y vendiendo esa comida. De camino al lago hacemos una parada para ver el cañón de un río, y comer un choclo con queso, aprovecho para hacerme una foto con una llama. Proseguimos el viaje por una carretera que parece no tener fin, no paramos de subir y subir, hasta por fin llegar. Estaba a 4000 m de altitud, para asomarme al cráter de un volcán y ver atónito ese precioso lago. No tuve más remedio que emprender la bajada hasta la orilla, perdiendo unos 500m de desnivel bajando por un sesteadero arenoso, en el que me cruzaba no sólo con mucha gente sino también con los caballos de alquiler para subir. Tras contemplar el paisaje, emprendí el regreso, que se haría más duro de lo que pensaba, lo tome con calma, aunque empecé a darme cuenta que la altitud empezaba a afectar. 

Una vez fuera del cráter, compro algunos recuerdos y emprendo el regreso.
La jornada no se extendería más, cena y a dormir.
Madrugo la mañana del sábado, mi destino, volcán de Pululahua, apagado hace muchos años, dicen que es único en el mundo ya que su cráter está habitado. Cojo un autobús, toda una experiencia aquí, pasan cada 5 min, las paradas casi no llegan a ser paradas, subes y bajas en marcha, el conductor, conduce, su ayudante cobra y anuncia por la ventana al acercarse las paradas, pronto se llena y fácilmente llegara al centenar de personas, es difícil moverse allí dentro. Mi parada era la última y ya medio vacío el bus bajo con calma. Emprendo una subida de unos 2 km por asfalto que me lleva a la entrada al volcán, tras pasar el registro de visitantes me asombro de las vistas desde él mirados y comienzo a bajar hacia el cráter, la idea era solo caminar, pero la bajada tan pronunciada y el terreno malo hacen que eche a correr y saque mis dotes de cabra, ya en el llano del cráter, tras perder en pocos minutos más de 500m de desnivel, comienzo a trotar suave, regalándole a mis ojos y mi mente la belleza de la reserva botánica del Pululahua, que cuenta con más de 250 especies de orquídeas de las cuales 80 solo se dan aquí adentro. Sigo por una pista que me lleva a un gran cañón por el que discurre un río, o al menos lo intuyo por el sonido del agua, ya que la gran profundidad de este y la densa vegetación no me dejan ver. Cuando me quiero dar cuenta llevaba 15 km, y desde el mirador había perdido más de 1200m de altitud. Entonces decidí volver sobre mis pasos.  

     El calor empezaba a apretar, la sudoración era importante, administre mi agua, hasta llegar a la hacienda escondida que para mi sorpresa se encontraba cerrada. Proseguí de vuelta al llano del cráter donde acabe en la terraza de la rinconada de Rolando Vera, atleta ecuatoriano que participó en 3 olimpiadas, entre ellas en Barcelona 92 en la modalidad de maratón, su victoria en el maratón de los Ángeles del 95 es una de muchas. Allí me pido una jarra de casi dos litros de limonada, me recreo con las vistas, y rápido emprendo la subida hacia el mirador. Tras una dura subida salgo del volcán, de nuevo me encuentro a 3000m. 
Trofeos de Rolando Vera

Antes de volver a casa visitó el templo del sol, donde escuchó un poco de historia ecuatoriana, y de cómo tras la invasión española, Pizarro secuestra al rey Atahualpa y pide un rescate en forma de oro, que se llegó a realizar, y hoy en día está considerado como el rescate más caro de la historia por el libro Guinness de los récords con un valor cercano a los 2 billones de dólares. Los españoles tras recibir el oro ejecutaron al rey Atahualpa.
Escuchaba rodeado de casi una treintena de ecuatorianos, y sentí verdadera vergüenza, no pude más que agachar la cabeza, y contener una pequeña lagrima que se me escapaba, supongo que eran otros tiempos, otras culturas y otras guerras, pero todo eso me dio que pensar.
Pensar en cómo España fue invadida por los musulmanes, y luego nosotros, después de un secular salto, pasar de invadidos a invasores, también me dio por pensar en que esa codicia por el oro quizás sigues viva en nuestros días en forma de corrupción, robos, estafas, etc. 

Pronto me anime ya que un niño se acercó a mí y me pregunto si era español, hable un rato con él, tendría unos 11 o 12 años y decía que quería vivir en España. Tras tomar un té de coca en la última parte de la visita del templo, ya cuando abandonaba el lugar se acercó El Niño para despedirse chocándome la mano y luego el puño.
Rápido llegue a la parada de bus, llegada a casa. Algo de cena, un poco de charla con la familia Orbe y pronto a cama.
Estaba cansado, habían caído más de 30 km y más de 1500 m de desnivel positivo y otro tanto negativo. 


Jorge Sabugo Sousa


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