COMPRESSPORT Trail Menorca Camí de Cavalls


Camí de Cavalls, vuelta a Menorca.

      Ya iban años corriendo, ya empezaba a tener cierta experiencia, las distancias largas, las de 100 km y alguno que otro más y pese a los duros desniveles, no tenían secretos para mí. Ya en 2015 me planteaba dar el paso siguiente en la vida de un ultra fondista de montaña, las 100 millas, distancia mitificada a raíz de las largas pruebas americanas, ellos también querían tres cifras, me cago en su sistema métrico, 100 millas igual a 165 km. En 2015 fui posponiendo el objetivo y fueron surgiendo otros, que no por ser distintos fueron menos importantes. Podría decir que pese a no hacer las ansiadas 100 millas fue un año más que positivo. El debut en 24 horas y 195 km me habían dejado muy contento pero no podía asemejarse a unas 100 millas de montaña.


Sabugo en la Salida del Trail Menorca Camí de Cavalls

    En este año todo apuntaba a que el primer fin de semana de junio me enfrentaría a la distancia en la Serra da estrella (Portugal) en el ultra oh meu deus, me había inscrito en octubre y era el objetivo del año. Pero un día, una tarde de esas lluviosas y aburridas, en las que te da por trastear en el Caralibro (Facebook) me dio por compartir un enlace en el que sorteaban una inscripción a la Compressport Camí de Cavalls, carrera que tenía en mente para el 2017, un poco más larga 185 km, pero con menos desnivel 2800m. Esos sorteos que nunca tocan, esas cosas de las que nunca vuelves a saber nada, se volvieron en mi contra. Un día al entrar al Face vi que Physiorelax me había etiquetado en un comentario, en el cual me nombran como ganador del dorsal, y mi reacción primera fue, cierra el Face, abre ryanair y busca billetes, desde Madrid no hay, pero si desde Barcelona, y con los billetes comprados confirmo mi asistencia.


      Me vine tan arriba que me entraban ganas de comerme el Physiorelax, luego me di cuenta que ya una vez me comí un gel de masajes, no voy a entrar en detalles escatológicos, y se me pasaron las ganas. No era el objetivo real, pero cómo iba a decir que no. Pronto me doy cuenta que había cogido el billete de vuelta para el lunes, y que por motivos laborales el domingo a última hora tendría q estar en León, asique pongo la maquinaria a funcionar y rápido arreglo el viaje de vuelta para el domingo, esta vez haciendo escala en Alicante para combinar avión y tren. Toda la logística hecha, ahora solo falta que cumpla el paisano, algún que otro entreno, alguna competición que otra, los 101 peregrinos, la media de Benavides, unos rodajes en bici, una puesta a punto en Clínica San Marcos, y a viajar. Tren hotel a Barcelona, avión a Menorca coche de alquiler y finalmente llegó a Ciudatella, punto de salida y llegada de la carrera, me alojó, recojo dorsal, cena de relax, pasta por supuesto, y a dormir.


      Había dos salidas, una a las 9 de la mañana para los a priori más lentos, siendo el límite de tiempo de 40 horas, para que no se metieran en la segunda noche, y otra salida a las 2 de la tarde para los más rápidos, que luego pasaría a llamarla la salida de los pros. Nada que allí me planté yo Pa salir a las 2, no me apetecía madrugar, en la primera salida algo más de 120 participantes, en la pro algo menos de 60, y cuando se ponen a presentar a los corredores me doy cuenta que el nivel es muy alto, lógico, los premios económicos también lo son, no habíamos salido y ya estaba manchando él calzoncillo, era el más mindundi del grupo, pero confiaba en mí trastorno mental, sin el mis piernas no responderían.


     Con gran ambiente tomamos la salida, callejeando por la ciudad llegamos al puerto deportivo, donde la gente se levanta de las terrazas para aplaudirnos, esto pronto pasa y nos adentramos en el camí, en primera línea de mar Mediterráneo, siempre dejándolo a mi izquierda, ya que la vuelta a la isla sería en sentido horario. El pelotón comienza a estirarse e intento no dejarme llevar por la euforia, tras unos primeros kms demasiado rápidos, bajo el ritmo y busco mi sitio, me voy fijando en el balizaje, dudoso por momentos, y empiezo con mis primeras paranoias mentales de quién cojones me mandaría correr con lo bien que estaba yo tirado en esa cala, voy fatal no llego ni al 20, pero bueno pasadas las primeras paranoias típicas de todo ultra pongo velocidad calentamiento y pronto llegó al 18 con el primer avituallamiento. A la salida me pongo a charlar con un madrileño, con el que había hablado ya antes de la salida, y acabamos hablando de lo loco que está el mundo, de la falta de compromiso de la gente de hoy en día, mientras que subíamos y bajábamos por una cala y otra, era la zona más técnica y con más desnivel de la carrera. Finalmente acabó perdiéndolo, quedamos en ponernos en contacto vía Face, le deseo mucha suerte y tiro. No nos volveríamos a ver.




Todo va bien chic@s

      Poco después tuvo lugar un momento bastante extraño, marchaba cómodo por el camí, pero en las proximidades de una cala donde el camino se estrechaba me encuentro con cuatro personas a caballo, las adelantó como puedo rebasando al último caballo ya a pie de cala, y la estampa que ahora narró es lo surrealista, me encontraba escoltado por cuatro jinetes y sus cuatro caballos negros como el carbón, flanqueado a un lado por una familia de domingueros, mesa, sombrilla, nevera, palas y pelota de playa incluida, al otro lado una manada de unas 20/25 vacas intentando pastar hierbajos que salían entre la arena , bajo mis pies una arena fina, muy fina, y frente a mis ojos, un mar azul, un agua cristalina, un agua que si no supiera dónde estaba diría que es el Caribe. Con toda esta mezcla solo pensé en que el tiempo se parara, que nada se moviera para escanearlo mentalmente y guardarlo en la retina, pero como cantaba Patricia Manterola, que el ritmo no pare, no, hice una captura rápida de imagen y no baje el ritmo, es más creo que lo aumente, de la emoción, la excitación, del ansia de descubrir nuevos paisajes, nuevas vistas, nuevas historias, nuevas metas, nuevas experiencias, nuevas...


     A partir de aquí, tengo ciertas dudas, y eso que hace unas 12 horas que acabe la carrera, pero tantas horas tantos kms al final mezclas todo. No sé en qué momento me junte con Jordi, un Castellonense afincado en Andorra, un cachondo, un crack, un buen compañero de viaje. Entre historia e historia, de una carrera, de otra, de una mujer, de otra, de varias, de muchas, iban cayendo los kms. Con el cachondeo que nos traíamos nos despistamos, y hasta que aparecimos en una carretera sin balizaje, no nos percatamos que nos habíamos salido del trazado. Allí, perdidos, sin saber si ir a izquierda o derecha, seguíamos contando chistes y haciendo el bobo, miramos en el móvil el mapa la carrera y con la ayuda de unas señales de tráfico decidimos ir hacia la izquierda, hacia el faro, hacia el mar, no hay pérdida, unos 15 min después volvemos a estar de nuevo sobre el trazado. Allí ya con la noche encima y la brisa del mar Jordi se abriga dice q tiene frío, yo como buen paisano leonés sigo con mi camiseta ligera sin mangas, y es que como dirían en Galicia, iba quente como una perra.


Destilería Gin Xoriguer
      En los avituallamientos un cartelón grande te marcaba los kms que llevabas y los que quedaban, el perfil del tramo siguiente, los kms al próximo avituallamiento, etc. El cachondo de Jordi en uno de ellos dice oye que tal vas? Porque aquí dice que nos quedan 115 km yo he hecho ultras más cortos que esto. Jordi comenzó a tener molestias en una rodilla y bajamos el ritmo, no había prisa. Pasamos por un largo puerto deportivo, ni idea de que pueblo, y me encuentro con la destilería Xoriguer, la imagen de la botella en la puerta hizo que me lanzará sobre ella, y luego me quede pegado a ella con un extraño magnetismo, entonces me percaté que mis Fix point ( imanes que aguantan el dorsal sin tener que perforar tu camiseta) se habían pegado a aquella puerta metálica, me desmagnetizo como puedo y pensando en el rico elixir, y tras colgar la foto en el Face ( tenía que informar a mi gente por donde iba y que mejor manera que hacerlo con humor), proseguimos por el puerto y algún que otro fiestero nos animaba, era primera hora de la noche. Jordi cada vez iba peor de su rodilla y me dice que abandonara en el 100, yo pese a encontrarme bien y tener buen terreno para correr decido quedarme con él y andar hasta el 100. Allí nos despedimos y continuó en carrera.


     Pasaría el resto de la noche solo, sin pena ni gloria van pasando los kms. Pronto amanece, me daba cierto respeto, sabía que apretaría el calor, y eso lo haría más duro aún. Ya con plena luz y marchando por el borde del mar, me entra un apretón, confiaba en llegar al siguiente avituallamiento y usar el baño químico que tenían en cada avituallamiento. Las ganas de multiplicaban exponencialmente y el muñeco empezaba hacer la tortuga, y así, sin pensármelo más, recién amanecido, a pie de mar, frente a una línea de chalets, en una zona rocosa como buenamente pude apoye mi espalda en una piedra y allí deje mi regalo. Fue una cosa rápida, sin rodeos, no hacía falta libro ni videojuegos, además allí a la vista de cualquier menorquín que se levantase de cama y se asome para contemplar ese maravilloso amanecer. Espero y deseo que no me viera nadie, no por vergüenza, sino por no traumatizar a nadie, si alguien contempla semejante cosa creo que tendría miedo a cada amanecer del resto de los días de su vida. Por cierto a los que siguen las crónicas, y conocen a mis princesitas, esta vez cambie, ahora llevo frozen, hay que actualizarse en las tendencias Disney , 10 únicas toallitas, bien plegadas, peso mínimo garantizado, compradas en una perfumería de Ordoño, no digo el nombre que a ver si vais a pensar que me patrocinan y todo. Y así, así de rápido, así de fácil, así me desprendí de un trocito de mí, que me hizo salir más ligero.


     Me marcaba pequeñas metas, de avituallamiento en avituallamiento, marcándome tiempos de paso estimado, calculando bajar de 30 horas, los cuales iba cumpliendo sobradamente. Debía rondar el km 140 cuando oigo unas voces justo detrás, ahora ya empezaba a cruzarme con gente de pruebas de otras distancias con los q compartía kms, cuando quise girar la cabeza me pasa una tía a un buen ritmo y me doy cuenta que es La campeona mundial Nuria Picas que disputaba la carrera de 85 km, aceleró y me pongo a la par, me mira y un poco sorprendida me dice:

Nuria: oye, tú no eres de la larga

Sabugo:

Nuria: menudo ritmo llevas no?

Sabugo: guarde un poquito por la noche, y ahora tengo que aprovechar no pasa todos los días que puedas correr junto a una campeona del mundo. Nuria: saliste a las 2?

Sabugo: si

Nuria: pues tampoco pudiste guardar mucho si vas por aquí

(Aparece una pequeña bajada con bastante piedra y me adelanto un poco, sacando mi faceta más cabra y luego bajó ritmo Pa volver a emparejarme.) Nuria: oye chico, pero tú de dónde sales

Sabugo: de León


Nuria Picas
Y así entre charla y charla, aguanto unos 15 min y decido bajar el ritmo, me quedaban mucho por delante y lo pagaría. Debería ser sensato, después de la insensatez que había cometido. Pronto comienzan a pasar otros corredores, Nuria iba en cabeza de la carrera de 85 km, de repente me adelanta un grupo que casi me arrancan las pegatinas, era la cabeza de carrera de la de 55 km. Los kms siguen cayendo, cada vez más despacio pero sigo bien anímicamente y mentalmente. Se me empiezan a hacer muy largos los trayectos de avituallamiento a avituallamiento. El calor empieza a apretar, pero me mantengo firme en mi propósito de llegar a meta, lo mayor estaba hecho, solo había que rematar. Se vuelve un poco más duro cuando atraviesas preciosas calas en las que hay gente tomando el sol, en las que hay chicas, chicas guapas, chicas en topless, y es que en alguna cala me daban ganas de quedarme, digamos que por las vistas, pero estaba centrado en una sola cosa, correr.





Tras varias horas por calas y acantilados ya divisó Ciutadela, y acabado saliendo del camí para incorporarme al asfalto donde comparto una charla sobre carreras y triatlón con una triatleta que debuta en el Trail en la carrera de 55km. Ya callejeando por las afueras de la ciudad, me encuentro 3€ tirados en la calle, obviamente recojo para hacer caja, pensaba en ese momento, 3€ igual a dos geles gu, igual a una coca cola en una terraza, igual a, podría haber comprado medio mundo en aquel momento con esos 3€ pero no podía pararme tenía q seguir corriendo. Me adentro en una cala con bastante gente y un señor me informa que queda un km, intentó acercarme a la orilla para mojar mi corra rosa de la suerte y calmar el duro calor, y viendo como la marea parecía reírse de mí, al bajar el agua cuando quería meter la gorra, me viene un ataque de locura y empiezo a trotar agua adentro hasta q me llega por encima de la rodilla, y ya dispuesto a darlo todo y lanzarme de cabeza al agua me da un ataque de sensatez, me percato que llevo encima el móvil y el iPod, paro en seco e introduzco mi cabeza. Salgo del agua y prosigo, me noto más pesado, pero más fresco, mucho más fresco, aprieto los dientes y no paro de correr, sería algo más de un km, más bien cerca de dos, la gente en las calles me dice que está cerca la meta pero aún no la veo, llevaba unos minutos oyendo la música y al speaker de meta, al girar en una calle veo la meta al fondo, y en filo la última recta emocionado, me saco la gorra rosa de la suerte y me cubro la cara con ella a la vez que se me quieren escapar las lágrimas de alegría, ya pisando la alfombra de meta, doy los clásicos besos a mis dedos y de ahí a mi brazo, ya mi clásica celebración en honor a mis padres, camino por la alfombra chocando la mano a todo el tumulto de gente que me aplaude y grita por la alfombra, vuelvo a trotar unos metros, subo la rampa del arco de meta con muchas ganas y con mucho impulso y ya bajo el arco suerte un fuerte gritó diciendo "si, vamos ostia" y lanza un puño al aire descargando la rabia contenida y sintiéndome libre.



Jorge Sabugo - Finisher


    Ya en meta medalla, camiseta de finisher, photocoll, y al hotel para acicalarme un poco y volver a cenar algo y disfrutar del buen ambiente de la carrera. Masaje, paella, helado mito, bocata de jamón, y no cuento más que esto es un tostón. Durante la carrera ya pensaba en esta crónica, y me gustaría ser capaz de plasmar ahora, lo que de verdad pienso en carrera pero resulta complicado. Quiero agradecer como siempre el cariño de toda la gente que me anima y apoya, el cariño que me han dado en el Face (única red social que uso, tendré que modernizarme y ampliar), en especial a la gente del Club atletismo León con un trato más cercano y más diario, en especial al presi, compañero, y gran amigo, Jesus Linares, siempre atento al transcurrir de la carrera y animando. Por supuesto también a la gente de GV Sports, y a mi padre deportivo Anxo Graña, que aunque la distancia nos separe sabe que siempre estoy a su lado incondicionalmente.


Jorge Sabugo Sousa Alias "muselito"