MARATON DE SEVILLA: SUFRIMIENTO EN COLOR ESPECIAL

    Planificando la temporada 2015 con un único objetivo, claro y conciso, grande muy grande, o mejor dicho, largo muy largo, 170 km, pensé que en el primer tercio del año vendría bien algún maratón para foguearse para acallar el continuo ansia de competir, Sevilla apareció en mi mente, buena fecha y ciudad por conocer. 
  
   Inscrito, viaje y hotel,  tras mucho buscar por internet resuelto, y tras hacer noche en Madrid visitando a un viejo amigo de la montaña leonesa que emigró a la capital en busca de mejor porvenir, me plante el sábado en la estación de AVE de Sevilla, móvil en mano Google maps y al hostel ( si si, hostel, no sobra una S, nuevo concepto de hotel/albergue de habitaciones con literas de 6 8 incluso 12 plazas en el que pagas por una sola cama sin saber quien dormirá a tu lado, en resumen la puta ruleta rusa del sueño hotelero), la verdad es que desde el momento en que llegue a Sevilla se respiraba ambiente de carrera, de carrerón, muchos corredores en el tren y la ciudad engalanada para la ocasión.
   Presente en la puerta del hostel, ni rastro de este, edificio cerrado a cal y canto, primer pensamiento, esto es Sevilla 10:30 de la mañana están aún en modo avión, justo en frente vi una tienda y me adentre a preguntar, un sex shop, cuya dependienta estaba muy dubitativa, no sé si era nueva en la ciudad, primer día de trabajo, o estaba bajo los efectos de alguno de los muchos artilugios que adornaban grandes vitrinas. Tras llamar al hostel por teléfono y oír un el numero al que llama no existe, concluí que dicho alojamiento había desaparecido.
Jorge Sabugo Sousa
    Sin que cundiese el pánico y en un momento de inspiración basada en otras experiencias del mundo del hostel, donde hay uno, hay varios, pasee por aquellas estrechas calles y en menos de 5 minutos estaba alojando en la caja habitada hostel, habitación compartida con un italiano bohemio preso del encanto sevillano, y que mas tarde por obra del destino compartiría con un paisano de Ponferrada compañero del trabajo con el que compartí el día previo a la carrera.
    Pasamos la tarde en la feria del corredor, con mucha variedad de puestos y toda la gama de productos que todo corredor veterano conoce, y algunos que por veterano que se sea siempre algo te sorprende. Buenas ofertas buenos productos y al final algo siempre llevas. La bolsa del corredor nos sorprendió, ya que nos regalaron un bonito cortavientos de New balance color rojo con un logo del maratón.Tocaba recogerse y descansar, la noche sevillana no era para nosotros.
    Domingo, 6:30 y en pie, despertamos al bambino, es lo que tienen los hostel, desayunamos y a las 7:30 bajamos a la calle y sin consultar mapas seguimos a las masas portadoras de extrañas vestimentas,el ambiente era el propio de un día grande, de una carrera grande, de una carrera como el maratón. Cuanto más nos acercábamos a los alrededores del estadio de la Cartuja mayor era el ambiente, las calles repletas de gente y de colorido, algún sevillano que se recogía de fiesta animaban incesantes resaltando la valentía de tantos corredores, y es que más de 11.000 personas iban a tomar la salida. Zona del guardarropa muy bien organizada en las entradas a las gradas del estadio y todo muy bien indicado. Meada del miedo y trote para entrar en calor, nos dirigimos a la ancha avenida desde la que se salía, y el ambiente era espectacular, rápido entre al cajón que me correspondía, mientras varios speakers animaban incesantemente, y daban interesantes datos sobre la carrera.
Maratón de Sevilla (Salida)
   Mas apretados que en la plaza mayor el viernes Santo esperando a ver el encuentro, empieza una cuenta atrás, y se lanza la carrera, unos 30 seg de trote guarro hasta llegar al arco de salida, fuerte inspiración y salto al ruedo, al lío, primer kilómetro buscando mi sitio, buscando la zona cómoda y sin dejarme llevar por la euforia y la música motivadora de la línea de salida, me planto en el cartel de KM1 en 4:16, la idea era rondar las 3 horas, debía de ser consciente que mis entrenos de ultra fondo eran lentos y tediosos, contrarios a la idea de volar alegre sobre el asfalto sevillano, la falta de entreno de calidad sabia que podría pasarme factura, pero uno siempre se exige, siempre quiere mejorar su mejor marca, y repetir el sub 3 de hace 8 meses seria un empujón motivacional importante.
   Sin una estrategia de carrera clara (grave error) dudas entre todo a 4:15 o alternar 10 km a 4:10 con otros tantos 4:20, repetir y morir en los dos últimos , finalmente me deje llevar por las buenas sensaciones, y me plante en el KM5 con parciales por KM entre 4:00 y 4:05.
    Si algo cabe destacar fueron las avituallamientos inusualmente colocados cada 2.5 km, pensando en beber en todos, la estrategia alimenticia era clara, cada 7.5 km gel, alternando sin con sin con cafeína y un último chute de doble cafeína para los 5 km finales.  Hasta el KM20 ni pena ni gloria, volaron los kms a ritmos entre 4:07 y 4:10 con el único percance, que yo amante de la compresión en competición, estrene manguitos (parezco nuevo en esto) me comprimieron demasiado y en el KM15 me percate que mis manos estaban hinchadas por la falta de circulación, fuera manguitos, movimiento de dedos enérgicamente y arreglado.
    Los KM q me daba el GPS y los paneles de la organización empezaban a variar, quizás por mi forma de trazar, aunque tras 20 km viendo una línea verde por toda la carrera deduje que sería el trazado por el que midieron y el resto de carrera me dedique a jugar a pisar dicha línea, para que al final el GPS me diera 42,750km.
   KM21, quizás lo favorable de ese km, la emoción de la media, o los vientos del sur, cae en 4:03, y poco después paso por la media en un tiempo próximo a 1:28, 2 minutos de colchón que vendrían muy bien, pensé, por un momento, en guardar acomodar y empezar a usar ese colchón, pero al carallo la estrategia, estaba en mi undécimo maratón, y como si de un concurso televisivo se tratase pensé, he venido a correr, a tomar por culo, me la juego.
   Me encontraba bien me sentía cómodo, disfrutaba de la ciudad y de las ciudadanas, que hay que ver como están las sevillanas, y es que pa un tío del Norte, soltero exigente como yo, esas esbeltas sevillanas de pelo oscuro piel morena ( ese moreno no se ve en Galicia ni en agosto) esos ojos claros y ese seseo al animar resulta un tanto exótico a la par que extraño, pensamientos de corredor a parte, llego al KM30 con ritmos parciales de 4:10/4:12 el km. > > Empezaba a darme cuenta que pagaría mi valentía, mi salida "on fire", me puse en modo pitagorin, colchón de 2 min, 120 seg, quedan 12 km, ritmo de 4:25 y SUB3, estrategia clara, ahora sí, pero una vez más hice caso omiso de la sensatez, y me deje llevar, los 3 próximos serían ritmos inferiores a 4:10, en el KM34 me acomode a 4:20 y KM 35 dio un alarmante 4:30, no por el parcial, sino porque las sensaciones no eran nada buenas y vendrían peores, me estaba dando cuenta que había sobrepasado la delgada línea que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia, había sido arrogante al querer jugar a ser speedy González cuando mi perfil de corredor es mas de Forrest Gump.
    Los 3 próximos km el ritmo iría progresando hasta los 4:40, el KM 39 seria a 4:19 expoliado por el efecto del chute de doble cafeína, junto con la estampa de la imponente plaza de España sevillana, y los simpáticos ánimos sevillanos ( lo de llevar tu nombre en el dorsal da mucho juego en Sevilla, porque aunque vaya destrozado resulta cómico oír Jorge a un sevillano, y yo solo pensaba en q el próximo año me busco un nombre con mas R para reírme aun mas, siempre para mis adentros, maldades aparte, se agradecen y mucho esos ánimos).
    La imagen que daría a continuación era propia de Walking dead con ritmos cercanos y que por momentos sobrepasaban los 5 min, y recalcó la imagen, el ritmo al fin es secundario, pero esos últimos kms me arrastre, me pesaban los pies, los ojos por momentos se me cerraban, y pese al terrible sol sevillano todo se me volvía oscuro.
Tartán del Estadio de la Cartuja
     Esos últimos kms se me hicieron quizás más largos que todos los anteriores juntos, pero al entrar al estadio de la Cartuja vi la luz, y el tartán( testigo excepcional de la victoria de Abel Antón en el maratón del mundial del 99), tan destrozado o mas que yo, avance hasta la meta sobre él, tradicional beso a los nombres de mis padres que luzco en el brazo y crono de 3:02:50 que en un primer momento me dejo mal sabor de boca, pero que pocas horas después sabría darle el valor que se merece. Tras esa meta medalla, manta plástica para abrigarte, todo muy bien distribuido y organizado y con un avituallamiento final brutal, bebidas (agua,cola, powerade, cruzcampo radler, etc) variedad de frutas, frutos secos, incluso pizza y pasta. Todo perfectamente señalizado para después del avituallamiento llegar al guardarropas.
Entrada a Meta de Jorge Sabugo
     El ambiente a lo largo de todo el recorrido fue impresionante con una ciudad volcada en animar a los corredores, con muchos voluntarios y mucha voluntad , llegando incluso alguno a salir corriendo detrás de un participante que no alcanzo a coger un gel en el avituallamiento y el voluntario llego a su par para no dejarlo sin ese liquido pastoso milagroso. Algunas de las calles se hacían estrechas y llegabas a sentirte como un ciclista en una de las grandes vueltas alentado por los ánimos del público que tan abarrotado
estaba que no podías ver el final de la calle. Ese arte sevillano y esos ánimos son distintos, transmiten alegría, transmiten fuerza, quizás a mi me animaron demasiado.
     Aunque quizás ya lo sabía o debería saberlo, no se puede estar a todo, no puedes pretender hacer marca personal en una distancia cuando tus entrenos están enfocados a otra, el camino a seguir este año es claro, que la alegría será en septiembre al cruzar la meta de los 170 km, que mientras disfrutare del camino, y ese camino empieza aquí, aquí y ahora.
 
 Gracias al Club Atletismo León.  Gracias a mis entrenadores de GV SPORTS
 Jorge Sabugo Sousa